miércoles, 14 de octubre de 2015

Cuánto me temo

Quien anda ahí, quien sigue mis pasos de forma silenciosa. Volteo una y otra vez pero allí no hay nada más que un rastro de hojas secas otoñales. Tal vez es mi sombra lo que siento tan incomodamente cercano y es que ahora mismo hasta esa parte de mí me sobra. No tengo forma de dejarme atrás, lo cual me aterra de forma inexplicable.

miércoles, 19 de agosto de 2015

Sin motivos y sin culpa, me despido

    Ella no era una cara larga ni una mueca de tristeza, si tuviera que describirla de alguna manera me decantaría por dulce y energética, ya sabe, ese tipo de persona a la que es imposible seguir el ritmo: libros, pintura, baile... pero siembre amable, dispuesta a invertir su escaso tiempo en aquellos que necesitaran de su ayuda.
    Me cuesta creer que todo esto haya ocurrido, admito que cuando me enteré pensé que alguien estaba intentando gastarme algún tipo de broma macabra, cuando dijeron que.. bueno, que.. en fin, ya sabe.
    Según los testigos ella fue a darse un baño en una playa poco transitada que acostumbraba a visitar todos los domingos por la mañana a eso de las diez y media. Sus padres -muy católicos- intentaban convencerla de que asistiera a la iglesia y buscara otro momento en el que nadar, pero para ella aquel baño era una actividad mucho mas religiosa que cualquier misa, el único momento que dedicaba únicamente para ella. Perdón, creo que me he desviado del tema. El caso es que, como todos los Domingos asistió a su cita en la playa consigo misma. Los escasos espectadores cuentan que se quitó la ropa y la tiró de forma despreocupada sobre la arena, dedicó una sonrisa a la infinidad oceánica y, pausadamente, disfrutando cada momento, se metió en el agua. Avanzó, no mucho, no poco, solo lo suficiente, cerró los ojos, sonrió de nuevo y sencillamente se dejó morir. No gritó, no pidió ayuda, no intentó nadar hacía la orilla, nada, dejó de respirar "y ya" ¿me entiende?

martes, 18 de agosto de 2015

Somos magia, somos arte, somos escombros

   No es necesario golpear o tirar algo para convertirlo en pequeños pedazos, la prueba somos tu y yo, cada vez que me tocas, te rompo, con cada beso con lengua soy yo la que se rompe. Juntos nos hacemos trizas y juntos nos recomponemos aguardando la próxima oportunidad de hacernos daño.

martes, 10 de febrero de 2015

Entre clase y clase día 1

Otro día helado en la UPM, esperando que llegue el profesor mientras intento adivinar por dónde penetra está vez la gélida corriente con la que voy a verme obligada a convivir la próxima hora y media. Como ya no tan de costumbre me he sentado en primera fila, a pesar del miedo a las clases cooperativas en las que el profesor se aprende tu nombre.