miércoles, 16 de marzo de 2016

Vaivén

Es rara, rara con todas las letras, la sensación de quietud tras una inmensa tempestad. Alivio y miedo bailan al compás, amenazando con la verdad de un futuro incierto aún desconocido. ¿Volverá a mi vida la misma guerra una vez ya pensaba haberla vencido? La eterna pregunta, la eterna sin-respuesta . 
 Por esta vez, he decidido olvidar. Voy a vivir el presente que deseo, conseguir el futuro que anhelo y dejar atrás aquello que me hace daño. Esas sensaciones, esos recuerdos de tormento, escapan de mi cuerpo en forma de masa oscura y pegajosa, los expulso para que no puedan volver jamás, se alejan, se alejan, se alejan... Dejando solo la calma de quién, bajo la única vigilancia de la luna, es mecido por el calmado vaivén de las olas en una pequeña y alejada cala de aguas poco profundas. 

jueves, 4 de febrero de 2016

Llévame contigo

Hay días oscuros en los que desearía que una mano invisible me golpeara, dura, fuertemente, hasta hacerme suplicar ahogada en llanto que cese su maltrato. Hasta que gritar duela demasiado como para seguir haciéndolo, hasta que el olor a sangre sea tan intenso que nuble el resto de mis sentidos. Hasta hinchar mis ojos, romper mis labios. Hasta tapizar mi cuerpo con moretones, insultos y escupitajos. Todo ello para mostrar "por fuera" lo mutilada y humillada que me siento "por dentro".

miércoles, 14 de octubre de 2015

Cuánto me temo

Quien anda ahí, quien sigue mis pasos de forma silenciosa. Volteo una y otra vez pero allí no hay nada más que un rastro de hojas secas otoñales. Tal vez es mi sombra lo que siento tan incomodamente cercano y es que ahora mismo hasta esa parte de mí me sobra. No tengo forma de dejarme atrás, lo cual me aterra de forma inexplicable.

miércoles, 19 de agosto de 2015

Sin motivos y sin culpa, me despido

    Ella no era una cara larga ni una mueca de tristeza, si tuviera que describirla de alguna manera me decantaría por dulce y energética, ya sabe, ese tipo de persona a la que es imposible seguir el ritmo: libros, pintura, baile... pero siembre amable, dispuesta a invertir su escaso tiempo en aquellos que necesitaran de su ayuda.
    Me cuesta creer que todo esto haya ocurrido, admito que cuando me enteré pensé que alguien estaba intentando gastarme algún tipo de broma macabra, cuando dijeron que.. bueno, que.. en fin, ya sabe.
    Según los testigos ella fue a darse un baño en una playa poco transitada que acostumbraba a visitar todos los domingos por la mañana a eso de las diez y media. Sus padres -muy católicos- intentaban convencerla de que asistiera a la iglesia y buscara otro momento en el que nadar, pero para ella aquel baño era una actividad mucho mas religiosa que cualquier misa, el único momento que dedicaba únicamente para ella. Perdón, creo que me he desviado del tema. El caso es que, como todos los Domingos asistió a su cita en la playa consigo misma. Los escasos espectadores cuentan que se quitó la ropa y la tiró de forma despreocupada sobre la arena, dedicó una sonrisa a la infinidad oceánica y, pausadamente, disfrutando cada momento, se metió en el agua. Avanzó, no mucho, no poco, solo lo suficiente, cerró los ojos, sonrió de nuevo y sencillamente se dejó morir. No gritó, no pidió ayuda, no intentó nadar hacía la orilla, nada, dejó de respirar "y ya" ¿me entiende?

martes, 18 de agosto de 2015

Somos magia, somos arte, somos escombros

   No es necesario golpear o tirar algo para convertirlo en pequeños pedazos, la prueba somos tu y yo, cada vez que me tocas, te rompo, con cada beso con lengua soy yo la que se rompe. Juntos nos hacemos trizas y juntos nos recomponemos aguardando la próxima oportunidad de hacernos daño.

martes, 10 de febrero de 2015

Entre clase y clase día 1

Otro día helado en la UPM, esperando que llegue el profesor mientras intento adivinar por dónde penetra está vez la gélida corriente con la que voy a verme obligada a convivir la próxima hora y media. Como ya no tan de costumbre me he sentado en primera fila, a pesar del miedo a las clases cooperativas en las que el profesor se aprende tu nombre.

sábado, 26 de octubre de 2013

La chica erizo

       Había una vez ni hace mucho ni hace poco una chica poseedora de una cualidad muy especial, desde pequeña tenía la increíble capacidad de adoptar durante largos periodos de tiempo las características físicas de muy diversos animales. Aquello, que podría ser el sueño de muchos, representaba para ella un gran y único problema, estas transformaciones no eran llevadas a cabo a voluntad. Su cuerpo cambiaba por cuenta propia en función a sus sentimientos más profundos. Raro era el momento en el que no tomaba alguna leve forma animal.
Cuando estaba enfadada sus dientes crecían hasta convertirse en enormes y afilados colmillos. En otras ocasiones, la gente decía verla pasear bajo la luna, mostrando a cada caminante una desafiante mirada felina y su rostro decorado por finos y largos bigotes.
Podría exponer una cantidad incalculable de anécdotas que no obstante conformarían no más que un puñado de casos puntuales, ya que solo encontramos una forma documentada en la que haya sido vista con habitualidad: portando a lo largo de todo su cuerpo afiladas púas de diferentes tamaños por lo que todos la llamaban -Y así la conocí yo- "La chica erizo".